martes, 5 de enero de 2010

El roscón de Reyes

¿Qué sería de la jornada del 6 de enero sin el tradicional Roscón?
Es un hecho incuestionable que el Día de Reyes ya no se concibe sin los regalos que traen Sus Majestades los Magos de Oriente y sin este delicioso postre, que acumula en su haber una tradición de más de 500 años.

Su origen es, para muchos, incierto. Según Esteban Fernández, de la Asociación Empresarial de Pastelería artesanal de la Comunidad de Madrid, el mayor promotor de este dulce fue el rey francés Luis XV.

Cuenta la historia que el cocinero de la Corte, de origen eslavo, quiso agasajar al Monarca el día de la Epifanía con un roscón tradicional de su tierra, pero con una sorpresa en su interior: un medallón de diamantes que compró gracias a la colaboración de otros miembros del servicio.

Mientras que la tradición se perdía en Europa del Este, Luis XV quedó encantado con el invento y se dedicaría a propagarlo, con una moneda en su interior como sorpresa, entre la aristocracia francesa y europea. Así fue como, a lo largo del siglo XVIII, llegaría a España, donde recibió una excelente acogida. Pronto la costumbre pasaría de los nobles al pueblo llano, siendo Madrid y Sevilla importantes baluartes de esta obra maestra de la repostería. Poco a poco, todo el país y sus colonias (sobre todo México) se fueron dejando seducir por su sabor único.

Aunque Luis XV es una personalidad muy nombrada a la hora de hablar del origen del Roscón, no todos los expertos le designan como promotor. Otros estudiosos creen que fueron los romanos, que celebraban a principios de año una fiesta en honor al dios Jano, en la que se comían pasteles con un premio dentro. La fiesta de Le Roi de la Fave, una celebración francesa que data del siglo XI, sería una recuperación de la antigua festividad romana.

En este caso, la celebración consistía en introducir un haba dentro de una rosca dulce. Quien encontrase el haba de la suerte sería coronado rey por un día. Sin embargo, el Roscón de Reyes llegó a España sin la legumbre: la sorpresa consistía exclusivamente en la moneda. Esteban Fernández, representante de los pasteleros artesanos madrileños, achaca a los reposteros catalanes la reaparición del haba.

La judía simboliza la regeneración, el resurgir de la vida, el año nuevo.
Respecto al premio, en Cataluña la moneda se iría sustituyendo por una figurita, una tendencia que se acabó extendiendo a casi toda España.

Según la tradición, la persona que recibe en su pedazo de Roscón la figurita, tendrá suerte durante el año nuevo, ya que los Reyes Magos le conceden protección. Por su parte, el que recibe el haba tendrá que pagar el postre.

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